Cuando las expectativas de vida o las metas suelen ser muy elevadas, más que bienestar, la búsqueda de la felicidad se convierte en una obsesión que nos perjudica. En ocasiones la felicidad se asocia con los extremos o vivir el placer al límite, y este apego a los extremos resta el significado a lo cotidiano, a la vida diaria.
De hecho, algunas investigaciones nos indican que aquellas personas que se sienten muy seguras o pasan mucho tiempo alegres, tienden a tomar decisiones apresuradas , o en muchos casos arriesgadas.