En la sociedad actual la obsesión moderna por la perfección del cuerpo ha originado una epidemia de nuevas alteraciones y una creciente demanda de técnicas con fines estéticos relacionadas con una ilusoria búsqueda de la perfección física. El nivel de insatisfacción corporal en 1973 era de un 25% para las mujeres y de un 15% para los varones, mientras que en 1997 esas cifras habían ascendido al 56 y 43%, respectivamente. El cuerpo se convierte así en un nuevo campo de lucha y de autorrealización. Ya no nos interesa cambiar la sociedad. Nos conformamos con cambiar nuestro cuerpo y reducimos así el campo de lo social a lo meramente personal.
De este tema muy importante hablamos en nuestro tiempo de entrevista con Daniel Bores.