Las investigaciones comprueban que los ambientes ordenados contribuyen a que las personas sean más obedientes, saludable y éticas. Pero hay quienes aseguran que nada como el desorden para estimular la creatividad.
Aunque el desorden nos da la sensación de libertad, cuando aceptamos que el orden ayuda a darle sentido a nuestro entorno, comprendemos también que nuestra vida responde a un plan supremo cuidadosamente ordenado.