La evolución nos pide que nos preparemos cada vez más para la paternidad, y es un hecho que el cambio social ha diluido el estilo lejano y autoritario hacia una figura más humana, y amable.
La paternidad de la sociedad del siglo XXI no sólo exige a los padres dedicar más tiempo a los hijos, sino también el desarrollo de una relación de calidad, que incluya la formación de principios modelados con el ejemplo, y el ejercicio de la autoridad con afecto.