Cárcel y fe

Millones de personas tienen como dirección una celda o un pabellón dentro de una cárcel. Son gente que se encuentra presa por haber infringido la ley o estar en proceso de ser juzgados por un presunto quebrantamiento importante de las normas que rigen nuestra sociedad.

Para el que está dentro de una cárcel, privado de su libertad para cumplir con la consecuencia penal de unos actos delictivos o criminales, seguramente no es como pasar unas vacaciones. Uno se ve impedido de ir y hacer lo que quiere, no puede tener el contacto normal con sus allegados y debe andar con un ojo en la nuca, ya que no siempre el ambiente es de los más agradables.

Pero aunque uno haya sido condenado por la justicia, no significa que no merezcan misericordia. También son personas que tienen la posibilidad de al menos arrepentirse y pedir perdón, no solo a quienes han defraudado sino a aquél que los creó y de quien se han rebelado: de Dios.

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