Tal como los definió Sigmund Freud, los complejos son una serie de conductas extrañas en el individuo, que afectan su desempeño social, y son el resultado de temores o ansiedades extremas surgidos en la infancia.
Desde el de Edipo (o el enamoramiento hacia la madre) pasando por el Narcisista, que se idolatra a si mismo, hasta el de Diógenes, que se aplica a personas coleccionan objetos inservibles, estos trastornos limitan la estabilidad emocional, pero pueden ser superados con el diagnóstico de un especialista.