Ya sea porque las heredamos o porque lo decidimos, tener dos nacionalidades implica un esfuerzo de identidad e integración doble, aunque también múltiples ventajas.
En esta tertulia analizamos los pros y contras de tener dos nacionalidades, y de la posibilidad de tener incluso una tercera: la ciudadanía celestial, en ese maravilloso lugar donde habita Jesucristo.